Síntesis del diagnóstico

El aumento progresivo y generalizado de la temperatura fue la primera señal de cómo la actividad humana llega a alterar la ecología de todo el planeta. Pero a este fenómeno de cambio climático, del que somos cada día más conscientes, hay que sumar los cambios en la composición atmosférica avi­vados por la contaminación a gran escala, las deforestaciones, la fragme­tación de los hábitats, la urbanización, el abandono de cultivos, el cambio en el régimen de incendios forestales, o las invasiones de especies foráneas ocasionadas por el transporte de personas y mercancías a escala mundial.

Todos estos factores están modificando los ciclos de nutrientes y gases, alterando la disponibilidad y la calidad del agua y afectando a la producción de bienes forestales (como frutos, semillas, hongos o madera) o reduciendo su valor y biodiversidad. El resultado es una grave amenaza de degradación del paisaje y de los bienes que nos proporcionan los bosques.

Por otra parte, la deforestación y la degradación forestal, una gestión y un aprovechamiento inadecuados, la sobreexplotación, el pastoreo y otras perturbaciones, sean debidas a actividades humanas o a causas naturales, tienen como consecuencia la reducción del carbono almacenado, la emi­sión de gases de efecto invernadero y la pérdida o el deterioro de otros bie­nes y servicios que aportan los bosques, poniendo en peligro los medios de subsistencia, las funciones ambientales y los diversos valores socioeconó­micos que aportan.

La Comunidad de Extremadura es una de las seis autonomías españolas que más superficie forestal relativa tienen, ocupando los montes 2.727.232 ha., casi los dos tercios (65,5 %) de su territorio. Y es, asimismo, la cuarta región que más superficie forestal arbolada presenta, ocupando casi la mitad del territorio regional. Esta superficie forestal está marcadamente ocupada por monte arbolado en un 70%, siendo la dehesa la formación estructural que mayor superficie ocupa en la región, con más de un millón de hectáreas, más de la mitad de la superficie arbolada de la región.

El aumento de las temperaturas y los niveles de dióxido de carbono atmosférico, los cambios en las precipitaciones y la frecuencia y gravedad de los fenómenos meteorológicos extremos, también tienen efectos importan­tes en el estado de los bosques del mundo, alterando la duración de los pe­riodos vegetativos, los incendios, las plagas y las enfermedades.

Frente a la diversidad de amenazas que se ciernen, cuando los bosques son objeto de una buena gestión sostenible pueden desempeñar una función fundamental en la mitigación del cambio climático y la adaptación al mismo, pues son importantes sumideros, absorbiendo el dióxido de carbono de la atmósfera y almacenándolo como carbono.

Objetivos operativos

  • Evaluar los resultados obtenidos hasta el presente y el grado de cumplimiento alcanzado, mediante un análisis de la gestión aplicada en el medio natural y forestal, estimando el grado de consecución de las metas previstas en el anterior plan.
  • Actualizar los diagnósticos realizados sobre el estado y la dinámica de los montes y el medio natural extremeño, detectando sus necesidades, problemas y riesgos para reflejar adecuadamente la realidad forestal y establecer las nuevas tendencias, retos y oportunidades de futuro.
  • Procurar la intervención activa de las entidades y agentes sociales, económicos y ambientales implicados en el ámbito forestal y natural de Extremadura, mediante un proceso de participación pública eficaz que permita una planificación concertada.
  • Analizar la percepción social del monte y el medio natural, pulsando la opinión pública para conocer las impresiones de la ciudadanía, su cul­tura forestal y natural.
  • Proponer nuevas estrategias, soluciones y alternativas adaptadas a nuevos escenarios de futuro, consolidando la vinculación de la política forestal y la conservación de la naturaleza en el marco del desarrollo rural sostenible y la protección del medio ambiente.
  • Responder a las necesidades, demandas y tendencias previsibles me­diante las adecuadas medidas, actuaciones y compromisos presupuestarios.
  • Establecer la necesidad de control y seguimiento del futuro Plan, mediante su evaluación periódica con indicadores contrastables y homologables a partir de las disposiciones nacionales y europeas.

Descripción de la propuesta

La captura de carbono por los bosques ha suscitado mucho interés como opción para la mitigación, puesto que se considera un medio relativamen­te económico que permite afrontar los primeros compases para frenar el cambio climático. Una buena gestión de los bosques asegura la superviven­cia de los ecosistemas forestales y mejora sus funciones medioambientales, socioculturales y económicas.

Mediante la adopción de prácticas sostenibles es posible asegurar que los bosques productivos o de usos múltiples sigan almacenando carbono, mientras mantienen su capacidad de proporcionar otros bienes y servicios en beneficio de las generaciones actuales y futuras.

A fin de evitar la sobreexplotación y la degradación de los bosques, es nece­sario planificar activamente las prácticas de gestión y adaptarlas específicamente a cada ecosistema y a la evolución de los escenarios que se planteen en cada territorio.

El paisaje forestal que hoy se contempla en conjunto en Extremadura res­ponde a un complejo sistémico producto de variaciones bioclimáticas, geo botánicas y de intervenciones humanas sucesivas, en el que los paisajes y los ecosistemas son tan naturales por mantener su capacidad de autoregeneración y su mayor proximidad al medio natural, resultado de interacciones ancestrales de las comunidades locales con sus montes para satisfacer sus necesidades de supervivencia.

La historia de los paisajes forestales de Extremadura y los modernos in­ventarios forestales demuestran que, a finales del siglo XX, los bosques es­taban mucho más expandidos y en mejores condiciones que en los cinco siglos anteriores; incluso menos presionados, encontrándose en situación de mejora continua durante el siglo XXI para que las generaciones futuras conserven el derecho de disfrutarlos en las mejores condiciones posibles. Sin embargo, buena parte de las masas forestales de la región presentan excesiva densidad de pies arbóreos que impiden un desarrollo sano y efi­ciente, un ecosistema forestal mayor de edad y en un avanzado estado de envejecimiento, que se aprovecha muy por debajo del umbral de su soste­nibilidad y tiene un escaso margen de expansión, aunque un amplio margen de mejora.

El modelo de gestión forestal que se propone para la redacción del nuevo Plan Forestal tiende a conducir los montes hacia ecosistemas forestales más maduros y evolucionados. Más ricos y diversos, tanto de especies como de formaciones, biotopos y ecosistemas. Con profusión de masas mixtas y con mayor discontinuidad y alternancia interna de estratos arbóreo, arbustivo y herbáceo, y externa, de paisajes forestales. Con un mayor grado de adaptación al medio que les proporcione un adecuado nivel de autoprotección frente a incendios, de manera que vegeten más sanos y vitales para procurar su conservación y mejora continua. En definitiva, para garantizar su persistencia sostenida en las mejores condiciones ecológicas y forestales posibles.

El Plan Forestal debe proponer también cierta expansión de los sistemas forestales arbolados, singularmente la reforestación con especies autóc­tonas, aunque con determinadas limitaciones en favor de la diversidad de formaciones vegetales que han de procurar el mantenimiento de superficies suficientemente representativas de matorrales y pastizales, estraté­gicamente dispuestos, de modo que favorezcan la alternancia de paisajes forestales y disminuyan el riesgo de incendios por la menor combustibilidad que supone su discontinuidad. Deberá incrementarse y mejorar la superficie forestal arbolada, continuando la tendencia expansiva de los bosques, con mayor naturalidad, madurez y diversidad.

El nuevo Plan Forestal debe desarrollar un diagnóstico del panorama actual del monte y del sector forestal, de su administración, gestión y evaluación ambiental; un pronóstico de las previsiones, necesidades, retos y oportuni­dades que se presentan para alcanzar un escenario deseable, y un sistema integrado de proposiciones técnicas, sociales y ambientales que agrupen programas de actuación para los distintos ámbitos de modo que proporcionen objetivos, directrices, estrategias, iniciativas, medidas y acciones, pre­supuestos, plazos y fuentes de financiación pertinentes.

Habrá de tener presente también el desarrollo de una estrategia para la mitigación del cambio climático, otra para el desarrollo de la bioeconomía forestal y diversos programas para la consolidación de la propiedad forestal, la prevención activa contra los incendios forestales, la regeneración de las masas forestales y en especial de las dehesas (Ley de la Dehesa de Extremadura), la prevención de enfermedades como la seca de la encina, la recuperación y reforestación de baldíos y tierras agrícolas abandonadas, el fomento de las producciones no maderables, la sanidad forestal, las cuentas ambientales de los montes y la gestión de incentivos.

Agentes implicados

Será necesaria la participación de los agentes de la cuádruple hélice del sector forestal, articulando un sistema de gobernanza que permita la co­laboración activa en la evaluación, gestión y toma de decisiones de los re­presentantes institucionales, de las empresas forestales, de los agentes académicos y de la ciudadanía representada a través de sus organizaciones.

Algunos ejemplos de actuaciones concretas 2017-2020

  • Nuevo Plan Forestal de Extremadura.
  • Certificación de los sistemas de gestión forestal sostenible y cadena de custodia de productos forestales.
  • Estrategia de prevención de incendios basada en actividades agrosilvopastoriles en las comarcas de Sierra de Gata y las Hurdes.
  • Apoyo a la regeneración en terrenos adehesados que refuercen el sis­tema dehesa de alto valor natural en Extremadura.
  • Proyecto piloto sobre un plan de ordenación de los recursos forestales de la Comarca de las Hurdes.
  • Congreso Forestal español.
  • Ayudas para la elaboración y ejecución de planes periurbanos de incen­dios
  • Integración efectiva del voluntariado en la lucha contra incendios fo­restales.
  • Programa INTERREG RAT Pc.
  • Programa Interreg “Mosaico”.