El cambio climático y su influencia en Extremadura
l cambio climático es en sí una certeza debido a las evidencias científicas que lo revelan, las consecuencias globales del mismo lo convierten en el mayor desafío que enfrenta la humanidad. El principal esfuerzo a escala global se centra en mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero que son, en primera instancia, la principal causa del mismo.
Los efectos del calentamiento global, no sólo tienen un efecto directo sobre el aumento de las temperaturas a escala planetaria, sino también otras consecuencias: subida del nivel del mar, reducción de capas de hielo continental, disminución de capa de hielo ártico, eventos climáticos extremos (catástrofes naturales), deslocalización de precipitaciones y cambio de estacionalidades de las mismas…
Extremadura por la posición geográfica que ocupa se convierte en uno de las regiones del planeta con mayor exposición a este fenómeno, por este motivo, desde la Junta de Extremadura se han desarrollado un conjunto de políticas destinadas a este fin: Estrategia de Cambio Climático para Extremadura 2009-2012, Estrategia para el Desarrollo Sostenible de Extremadura, documento que constituye un elemento básico de coordinación de todas las acciones que conforman el Pacto Social y Político de Reformas para Extremadura que supone un compromiso de la sociedad extremeña para alcanzar un modelo de desarrollo a largo plazo que afronte con garantías los retos de una economía globalizada y sostenible, integrando las dimensiones ambiental, económica y social de la sostenibilidad, entre los que se encuentran los retos relativos al cambio climático y la Estrategia de Cambio Climático de Extremadura 2013-2020.
La lucha contra el cambio climático y el desarrollo de una economía verde, además de constituir una amenaza, supone una oportunidad para liderar desde un nuevo enfoque paradigmático, un nuevo modelo de desarrollo basado en la economía verde.
Desde esta perspectiva surge el proyecto Extremadura 2030 para aglutinar todos los esfuerzos en este propósito.
Las proyecciones realizadas en torno a una serie de modelos revelan un gran impacto del cambio climático para la región: aumento en las temperaturas máximas y mínimas medias en aproximadamente + 4ºC, disminución en las precipitaciones anuales en un 20% aproximadamente, aumento en la frecuencia de fenómenos climatológicos extremos, disminución de las precipitaciones en las estaciones de primavera, verano y otoño y aumento de las precipitaciones en invierno.
Todos los argumentos anteriores justifican la necesidad de concentrar los esfuerzos de la región en la lucha contra el cambio climático – economía circular – economía verde.
La economía verde, tendencias y potencial para Extremadura
l PNUMA define como economía verde aquella que resulta del “mejoramiento del bienestar humano e igualdad social, mientras que se reduce significativamente los riesgos medioambientales y la escasez ecológica”. Una Economía Verde comprende dentro de sí los aspectos económicos, socio-políticos y medioambientales del desarrollo. En resumen, es aquella que produce bajas emisiones de carbono, usa los recursos eficientemente y es socialmente incluyente.
Esta nueva economía, basada en el respeto ambiental, se fundamenta en su capacidad de generar beneficios y puestos de trabajo mediante las inversiones en nuevas infraestructuras ambientales, uso de tecnologías limpias, energías renovables, productos basados en la biodiversidad, gestión sostenible de productos químicos y residuos, y la potenciación de ciudades verdes, con edificios y sistemas de transporte ambientalmente sostenibles. Estos retos constituyen la agenda de trabajo de Las Naciones Unidas, la Unión Europea y numerosas organizaciones multilaterales, y desde el caso que nos ocupa, de la Junta de Extremadura en torno al gran proyecto de futuro de la región (Extremadura 2030).
El concepto de “economía verde” no sustituye al de “desarrollo sostenible”, sino que es una vía para alcanzarlo.
La economía verde desarrolla un nuevo entendimiento sobre la importancia de los bienes y los recursos que provee la naturaleza, que toma de ella sin retribuirla ni permitir su regeneración, siendo necesario cuantificar por su importancia los beneficios y costes para la sociedad y su disfrute futuro.
n planteamiento como el de Extremadura 2030 está abierto al mundo y alcanza su verdadera proyección en esta escala, creando procesos de valor social, ambiental y económico en torno al desarrollo de la educación, nuevos empleos, desarrollo tecnológico, investigación, innovación, emprendimientos, liderazgos; generando oportunidades en los siguientes ámbitos:
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Conciliación del crecimiento de la actividad económica y comercial con la gestión sostenible de los recursos y el fortalecimiento de la protección ambiental.
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Inversión en tecnologías agrícolas que permitan una utilización más sostenible del suelo y de los recursos naturales en general.
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Reducción de las emisiones de carbono.
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Diseminación e inversión en energías renovables.
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Manejo ambientalmente sostenible de los residuos.
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Adecuada gestión de los productos químicos.
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Patrones de consumo y producción sostenibles.
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Hábitat social sostenible, mediante la utilización de tecnologías limpias en la construcción y de la creación de oportunidades de empleo en la industria.
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Compras públicas sostenibles.
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Infraestructuras sostenibles.
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Producción agropecuaria sostenible.
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Ordenamiento territorial ambientalmente sostenible.
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Tecnologías e industrias sostenibles y con alto potencial de crecimiento, y en particular, la promoción de una economía de bajo contenido de carbono.
En la práctica, sostenibilidad y economía verde, incluyen tres aspectos interconectados para:
- La consideración del medio ambiente en las decisiones.
- El compromiso con la equidad entre lo que tomo y aporto, haciendo perdurable el desarrollo de la actividad.
- La contribución al bienestar social y económico (formas de trabajo, salud, educación…).
En los procesos de producción:
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La reducción de los residuos generados en la producción, incorporando el reciclaje interno y las tecnologías limpias.
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La disminución de las cantidades de energía utilizadas en la producción.
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La incorporación de nuevas fuentes de energía en la organización.
En los productos:
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El incremento de la durabilidad de los bienes.
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La reducción de la energía utilizada en el uso del producto (en los productos industriales o en la construcción).
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Mayor uso y búsqueda de productos biodegradables.
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La oferta de productos de un uso más amplio.
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Toda esta tendencia coincide con un proceso de concienciación y demanda ciudadana que exige:
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Uso de los recursos de manera responsable.
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Protección del medio ambiente.
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Minimizar la cantidad de recursos naturales (agua, energía, minerales,…) que se incorporan a los bienes de consumo.
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Reciclaje reutilización de los bienes.
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Eliminación de los elementos tóxicos que perjudican a los empleados en sus puestos de trabajo y a la comunidad.
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Reducción de las emisiones de gases.
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Eliminación de las actividades que provocan daños irreparables en el medio ambiente.
